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La Jornada escolar a votación.


En estos últimos meses hemos tenido que leer y escuchar de todo en relación con la jornada escolar y su nueva normativa en Navarra.


Como casi siempre, leemos y escuchamos a todas las personas sin dar nuestra opinión personal, porque en la escuela pública cabemos todos.


Pero creo que ha llegado el momento de hablar, de argumentar y de explicar mi visión personal, aunque solo sea por calmar mi conciencia.


He tenido que leer que la jornada continua no respeta a las familias, que agrede contra la buena alimentación de los peques, que es discriminatoria...


La realidad es que el Consejo Escolar de Navarra, con un número mínimo de votos, ha impuesto la jornada partida en todos los centros de la comunidad, supuestamente avalados por un estudio.


El estudio ( que yo he leído completo, os lo recomiendo) indica, de forma muy acertada desde mi opinión, que no se puede decir que una jornada es mejor que otra porque intervienen muchos otros factores en la calidad de la educación y el rendimiento académico. Vamos, que la educación no es una receta mágica y que las circunstancias de las familias son muy variadas.


Pero me indigna muchísimo escuchar en boca de representantes educativos que la jornada partida es más inclusiva porque todo el alumnado acude a la escuela por la tarde y no se segregan en actividades extraescolares.


Y esto lo dicen en Navarra, donde en los centros que tenemos continua ofertamos Actividades Extraescolares Gratuitas en los centros, en donde somos los docentes los que las llevamos a cabo.


Señores gurús, ¿Me están queriendo decir que el niño o niña que juega al baloncesto dejará de entrenar si ponemos jornada partida? ¿Quien toca la guitarra o el piano dejará de hacerlo?¿Ya no habrá clases de inglés?


No, claro que no. Tendrán que hacer esas actividades que eligen libremente después de las 5 de la tarde, para llegar a casa más tarde todavía. Pero es mejor para su ritmo y para la vida familiar que vuelvan a las ocho de la tarde. Ya.


A mí me parece bastante inclusivo ofertar actividades gratuitas en la escuela para que aquellas familias que no puedan, no quieran o prefieran no costearse actividades para sus hijas e hijos puedan también tener esa opción.


Además, el horario continuo ofrece 30 sesiones de 45minutos y la jornada partida 28 sesiones de 50 minutos. ¿Qué sesiones se suprimen? Una clase de lengua y una de matemáticas, áreas instrumentales básicas. En concreto, nosotras trabajamos de forma globalizada uniendo estas áreas y así separando cada día una sesión de trabajo en gran grupo y una sesión por rincones. Con la jornada partida no podríamos organizarnos así.


Porque la teoría de los ritmos de aprendizaje no dice que se rinde más por la tarde, ni que sea demasiado 5 horas para el alumnado. Lo importante es adaptar las estrategias al alumnado, integrar metodologías activas y dinámicas donde sean protagonistas de su propio aprendizaje. Y si además tienen tiempo libre por la tarde, para realizar sus actividades preferidas, para aburrirse, para crear... Pues mejor que mejor.


Lo que no podemos hacer es imaginar y hablar de cómo es la escuela si no estamos en ella. Pero al parecer nadie nos va a pedir nuestra opinión.


En los 15 años que llevo en Peralta como maestra, he vivido tanto la jornada partida como la continua, y en los últimos 7 años he visto como toda la localidad se ha organizado en torno al horario escolar continuo de forma ejemplar. Hay empresas que han cambiado sus horarios. La escuela de música se coordina con la escuela. El polideportivo ofrece actividades en un horario respetuoso con los ritmos familiares. El tanto por cierto de alumnado que come en el comedor es mínimo. Las familias se organizan para pasar tiempo juntas.


A mí como madrileña me resulta maravilloso ver este ejemplo de conciliación familiar. 


Y me niego en rotundo a aceptar que porque un número mínimo y exclusivo de familias en la ciudad quieran una determinada jornada en función de sus necesidades, las personas que vivimos en lugares tranquilos y respetuosos tengamos que callar y aceptar.


Yo creo en la escuela pública, y creo que la jornada continua es mejor para el alumnado.